NO LOGO: El poder de las marcas




Análisis de la tercera parte del libro "No Logo: el poder de las marcas" de Naomi Klein, donde se analiza el impacto que tuvo la globalización de la producción de los años ochenta sobre el tejido laboral occidental.

Para lograr el éxito y ser competitivas en el mercado global, las compañías deben entender que sus productos no sólo son "sus productos", sino que deben equiparar una marca determinada a un estilo de vida determinado; buscando este fin, las grandes corporaciones invierten la mayor parte de sus recursos en más y más formas creativas de marketing, provocando y explicando, en cierta manera, el por qué, a pesar de las promesas de más opciones de empleo, las quejas en las fabricas de bajo costo, la calidad en los lugares de trabajo, tantos trabajos temporales y la degradación de los empleados.

El principal objetivo de las grandes compañías es producir bienes de consumo, para luego marcar a los consumidores con su identidad corporativa, esto se hace partiendo de la necesidad de buscar los menores costos. Un ejemplo para tener en cuenta es el caso Nike, quien no produce directamente desde sus sedes centrales en Estados Unidos, sino que contrata a un agente comercial en Hong-Kong que le dice que fabrica podría producir el calzado por el costo más bajo. Así que el contrato para producir el calzado se le otorga a una fabrica en China, Vietnam o Indonesia, quienes en algunos casos hacen sub-contratos para rebajar más y más costos, llevando a que finalmente el empleado que los fabricó reciba muy poco dinero por su trabajo.

Teniendo en cuenta que a la hora de reducir costos, la variable de las materias primas no se puede disminuir por exigirse un nivel determinado de calidad en el proceso productivo, las grandes compañías como Nike abaratan costos reduciendo los salarios de los trabajadores. Estos trabajadores, son en su mayoría mujeres y con edades aproximadas desde 18 hasta los 25 años, son trabajadoras que viven en zonas muy alejadas a las fábricas y son más fáciles de controlar, debido a que son más vulnerables por sus condiciones sociales. De igual manera, estas multinacionales buscan mantener los salarios bajos por medio del control a la fuerza laboral, asegurándose de que los empleados no organicen sindicatos o uniones, los cuales exigen beneficios de seguridad social, seguridad en el trabajo y más control sobre sus vidas.

Los cambios que ha vivido la economía a nivel mundial en lo relacionado con el libre comercio y las consolidaciones corporativas, han llevado a que no existan fronteras entre ningún país. Esto provoca que los gobiernos de las economías emergentes flexibilicen el pago de impuestos, así como sus reglas laborales por el temor que la gran compañía deje de invertir en su país. Es por esto, que la promesa de la globalización de llevar desarrollo a los países más pobres, hacer que los salarios suban y que la situación mejore, se ha convertido en todo lo contrario, abuso a los trabajadores, mayor desempleo en países desarrollados a causa del pago de salarios más bajos en países asiáticos, empleos temporales sin beneficios laborales, horas extras sin remuneración, poca estabilidad, etcétera.

En consecuencia y a mi modo de ver, la crítica que se hace en esta parte del libro a las grandes marcas, es que el estilo de vida que promueven solo es posible a costa de la explotación de un gran grupo de personas. Esto es bastante injusto y en cierta medida molesto, debido a que estas empresas piden lealtad al trabajo por parte de sus empleados, pero no manifiestan un trato recíproco hacia sus trabajadores, habiendo una discrepancia entre lo que se dice y lo que se hace. Así mismo, al vender una imagen de exclusividad corporativa, productos que se consideran prestigiosos, están a la moda o son estéticamente atractivos, crean una cultura dentro de los jóvenes que influye en su estilo de vida y opaca los verdaderos medios por los cuales estas empresas llegan al poder.

Escrito por Jorge Giraldo Molinares.


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